Lorca y Machado

Ilustración: Giancarlo Francesconi

Tomás Gorria. El azar ha resuelto que el autor de estas líneas viva a escasos metros de la confluencia dos calles:  las dedicadas en Rocafort a  Antonio Machado y a Federico García Lorca, muy cerca también de Villa Amparo.  Esta circunstancia y que el pasado 19 de agosto se conmemoró el 82 aniversario del asesinato de Federico García Lorca en Granada hace que me sienta interpelado a escribir en esta web dedicada a la estancia de Machado en Rocafort unas notas acerca de la relación entre estos dos poetas, sin duda dos de las voces más relevantes de la poesía española del siglo veinte.

Al parecer, García Lorca conoció a Antonio Machado en Baeza, un encuentro que tuvo lugar el 8 de junio de 1916. La historia de este encuentro, (según relata Antonio Chicharro, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Granada) «se remonta a un viaje de estudios de Lorca como alumno de la Universidad de Granada organizado por el catedrático de Arte Martín Domínguez Berrueta, admirador de Machado, que desde el año 1912 impartía clases de francés en el Instituto General Técnico de Baeza».  En el  encuentro Machado recitó varios poemas suyos y otros de  Rubén Darío, fallecido unos meses antes y esa misma noche, el Casino Antiguo acogió una nueva velada poética y musical en la que Lorca interpretó al piano algunos fragmentos de música clásica.

Organizado por el  campus Antonio Machado de Baeza y conmemorando el centenario de este encuentro se programó en 2016 el seminario “Antonio Machado y Federico García Lorca, 1916-2016. Baeza lugar de poesía y encuentro”, dirigida por los poetas Luis García Montero y Juan Carlos Abril.  En este seminario, el actual director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, declaró que el encuentro en Baeza entre Lorca y  Antonio Machado fue determinante para que el poeta granadino se hiciera poeta.

Por otra parte, la profesora de la UGR Rocío Castillo explica en su artículo “La influencia de Antonio Machado en Federico García Lorca y en sus ideas poéticas” que el escritor granadino se declararía “hijo” de Antonio Machado y nieto de Rubén Darío.» (1). Por su parte,  el libro de Rafael Inglada y Víctor Fernández Palabra de Lorca (Malpaso),  recoge unas palabras de Lorca sobre Machado: «un monumento de persona y de poeta, siempre cubierto de ceniza y de honda simpatía».

Pero independientemente de este encuentro entre ambos poetas, el nexo más relevante  que concierne directamente a la estancia de Machado en Rocafort es el poema que  Machado dedicó a García Lorca. Machado escribió el poema poco después del asesinato del poeta granadino, ocurrido el 19 de agosto de 1936, al inicio de la contienda. Se publicó, en Ayuda. Semanario de la solidaridad, el 17 de octubre de ese mismo año, dos meses antes de que Machado se instalara en Rocafort.

La poesía, titulada «El crimen fue en Granada» fue incluida en el libro La Guerra (ver aquí su edición digital en esta misma página). En el libro aparece (en las páginas 24 a 29) junto a las ilustraciones de Lorca y a paisajes de Rocafort de José Machado.

 

 

 

Pero antes de su publicación  en La Guerra, Machado pudo recitar su poema el 11 de diciembre de 1936 (cuando ya estaba instalado en Rocafort) en un acto organizado por el ministro de Instrucción Pública, Jesús Hernández, en la plaza de Emilio Castelar, en la denominada «Tribuna de Agitación y Propaganda»

A las cuatro de la tarde  la banda del Quinto Regimiento interpretó el Himno de Riego y Los hijos del pueblo. A continuación León Felipe recitó un poema inspirado por la heroíca defensa de Madrid. Más tarde llegó el turno de Machado, quien tras una «enorme ovación» recito «El crimen fue en Granada».

Machado en la tribuna de la plaza Emilio Castelar, recitando el poema dedicado a la muerte de Gacía Lorca.
Ilustración de Perez Contel, que refleja la lectura de «El crimen fue en Granada».

En el desarrollo de la exposición celebrada en 2009 «Machado, un poeta en Rocafort» y gracias a la amabilidad de Rafael Solaz, conseguimos una reproducción de los mecanoescritos del Ministerio de  Instrucción Pública referentes a este acto, que reproducimos a continuación.

Reproducción de la copia mecanoscrita del poema dedicado a F. Garcia Lorca, que probablemente sea el que en la imagen anterior sostiene el propio Machado.

 

Nota de prensa referida del Ministerio de Instrucciópn Pública, referida al acto del 11 de diciembre

Hay más referencias de este acto, destacando la de José Machado:  «Del fondo de este improvisado escenario subió lentamente y con gran esfuerzo el Poeta y surgió su figura como si saliera por el escotillón de una comedia de magia. No creo que el autor de «Soledades» haya hecho en su vida mayor sacrificio. Verse sobre un tablado, en medio de una gran plaza pública y rodeado por un mar de cabezas que se apiñaban para verle y oírle fue, sin duda, algo insólito para él». Ultimas soledades de Antonio Machado, de José Machado

También José Bergamín recuerda este momento:

«Yo he visto subir al poeta, un claro mediodía, a un tingladillo levantado en medio de la plaza más grande de Valencia. Le rodeaba una inmensa muchedumbre. Parecía que subía al cadalso. Mas no ahogaba su voz; por el contrario, habló desde allá arriba con tal fuerza que aquel dejo tímido y altivo de palabra la iba desnudando o, mejor dicho, vistiéndola de sangre, por un pensamiento que expresaba los sentimientos en conmoción de todos los pueblos de España. Cantaba el poeta la muerte de Federico García Lorca. Y quienes escuchábamos aquella voz que tantas veces escuchábamos al cobijo de su intimidad solitaria, le veíamos por vez primera, dibujando en los aires su contorno con precisión exacta, con veracidad justa. Hablaba desentrañando sangrientamente de su propia voz enfurecida algo mucho más hondo que su vida personal invisible, la vida visible por su palabra, de un pueblo entero.Como un solo hombre la multitud se revelaba en esa voz entera del poeta que al decirse, al hablar, lo hacía como un solo pueblo y como un hombre solo.»   En Antonio Machado, Antología de guerra (Verso y prosa), La Habana, Alianza de Intelectuales Antifranquistas, 1944, pp. 21-22.

En 1937, se editó por Ediciones Españolas y con el sello editorial de Manuel Altolaguirre y la dirección de Emilio Prados  el libro  Homenaje al poeta Federico García Lorca.  Contra su muerte que incluia el poema de Antonio Machado, y textos de José Moreno Villa, José Bergamín, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Emilio Prados, Pedro Garfias, Juan Gil Albert, Pablo Neruda, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Arturo Serrano Plaja, Miguel Hernández, Lorenzo Varela y Antonio Aparicio.

Tambien se publicó el mismo año en Argentina una edición de homenaje a Lorca que incluia el poema de Machado. Homenaje en el 1º aniversario de su muerte Pablo Neruda, con poemas de Alfonso Reyes, Rafael Alberti, Pablo Suero, Antonio Machado, Pablo Neruda, E. Navas, H. R. Klappenbach, Carlos Luis Sáenz y J. Gómez Bas

Machado se refirió tambien a Lorca y a su asesinato  en uno de sus artículos para Hora de España. En el número IV, de abril de 1937  (pags. 6 a 10), en el artículo titulado «Carta a David Vigodsky».  El mismo texto fue reproducido en el libro La Guerra (págs. 59-85, fechado en febrero de 1937) ilustrado también con paisajes de Rocafort y retratos de milicianos anónimos, realizados por José Machado.

«La muerte de García Lorca me ha entristecido mucho. Era Federico uno de los dos grandes poetas jóvenes andaluces. El otro es Rafael Alberti. Ambos, a mi juicio, se complementaban como expresión de dos aspectos de la patria andaluza: la oriental y la atlántica. Lorca, más lastrado de folklore y de campo, era genuina y esencialmente granadino. Alberti, hijo de un finis terrae, la planicie gaditana, donde el paisaje se borra, y se acentúa el perfil humano sobre un fondo de mar o de salinas, es un poeta más universal, pero no menos, a su manera, andaluz.

Un crimen estúpido apagó para siempre la voz de Federico. Rafael visita los frentes de combate y, acompañado de su brava esposa María Teresa León, se expone a los más graves riesgos.

Releyendo, cosa rara en mí, los versos que dediqué a Garcia Lorca, encuentro en ellos la expresión poco estéticamente elaborada de un pesar auténtico, y además, por influjo de lo subconsciente sine pua non de toda poesía, un sentimiento de amarga queja, que implica una acusación a Granada. Y es que Granada, pienso yo, una de las ciudades más bellas del mundo y cuna de españoles ilustres, es también-todo hay que decirlo- una de las ciudades más beocias de España, más entontecidas por su aislamiento y por la influencia de su aristocracia degradada y ociosa, de su burguesía irremediablemente provinciana.

¿Pudo Granada defender a su poeta? Creo que sí. Fácil le hubiera sido probar a los verdugos del fascio,  que Lorca era políticamente innocuo, y que el pueblo que Federico amaba y cuyas canciones recogía no era precisamente el¡que canta la Internacional.»

Por último, tal y como recoge Jordi Domenech en su imprescindible http://www.abelmartin.com cabría destacar, entre las rarezas bibliográficas relativas a Antonio Machado,  la partitura del compositor norteamericano Elie Siegmeister (Nueva York, 1909-1991), The crime took place in Granada (Three songs for baritone and piano), fechada en Brooklyn, 2 de julio de 1938.  La composición de Siegmeister es la musicación del poema de Antonio Machado, traducido al inglés y dividido en tres partes: 1. «The crime», 2. «The poet and death» y 3. «Elegy». Las tres «canciones» están dedicadas «To Garcia Lorca», según reza la cubierta de la partitura. No nos consta que esta pieza haya sido interpretada en público en España.

 

 

POSDATA: Creo que una relación como la que hemos reseñado en este artículo debería tener alguna traslación en Rocafort, que hace poco ha ostentado la capitalidad de la Red de ciudades Machadianas. Quizás pudiera aprovecharse la circunstancia de que en su municipio las calles dedicadas a Antonio Machado y a García Lorca sean confluentes y que estén a escasos metros de un parque cuyo nombre también posee connotaciones referentes al periodo republicano en Rocafort con un mural que recuerde el poema de Machado dedicado a Lorca, o al menos una placa conmemorativa. Quizás una recreación de la partitura de Seigmeister.

 


 El crimen fue en Granada

A Federico García Lorca

I

EL CRIMEN

Se le vio, caminando entre fusiles
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle a la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!…

II

EL POETA Y LA MUERTE

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque- yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la Muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban…
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»

III

Se le vio caminar…
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

 

 

Notas:

1.- https://www.elplural.com/autonomias/andalucia/baeza-1916-el-ano-que-lorca-conocio-a-machado-y-decidio-hacerse-poeta_90669102

 

 

 

 

 

 

 

 

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