Tomas Gorria.
Esta entrevista consta de dos partes; en la primera, que publicamos ayer, Jordi Domènech nos habla de su trabajo de investigación y de divulgación sobre Machado y en esta segunda entrega Domenech responde a los aspectos sobre la relación de Machado de Rocafort y la Segunda República.

2.- Sobre Machado en Rocafort y la II República.
¿Cuál es la importancia de la producción machadiana en Rocafort? ¿Y en su biografía personal?
En los escasos dos años y medio de la guerra, Antonio Machado escribió tanto como en el resto de su vida, y ello a pesar de su enfermedad (ya en Valencia sospecho que padecía un grave enfisema pulmonar debido a sus hábitos de fumador empedernido) y de sus achaques propios de la edad. Ahora bien, lo primero que hay que observar es que Machado se puso al servicio y a disposición del gobierno de la República, y es desde esa perspectiva que hay que entender la mayor parte de sus escritos de la guerra (a excepción de las colaboraciones en la revista Hora de España, de carácter más genérico). Son por tanto, en buena medida, escritos de propaganda, y a tono con los discursos y proclamas de dirigentes políticos como Azaña o Negrín. No es casualidad que Machado escribiera el prólogo a uno de los últimos y más importantes libros de Manuel Azaña, Los españoles en guerra (1939), libro rarísimo del cual solo conozco un ejemplar en la Biblioteca de la Universidad de Burgos. En resumen, Antonio Machado fue durante la guerra el más notable propagandista de la República y del gobierno legítimo republicano, y enteramente comprometido con la República. Tanto fue así que murió al liquidarse la República democrática en España.

Actualmente prepara una edición de los Escritos de la guerra (1936-1939) de Antonio Machado, ¿en que momento se encuentra esta obra? ¿Tiene editor?
Ya hace tiempo que tengo reunidos todos los escritos de la guerra de Antonio Machado y ahora me dispongo a anotarlos. Tarea heroica para mí, habida cuenta que no soy historiador. Así pues, me estoy sacando a toda prisa y por mi cuenta la licenciatura en la guerra de España y su decisivo contexto europeo (y atlántico) y espero no decir demasiadas tonterías. La edición contendrá, por este orden, lo siguiente: 1) primero, el cuaderno Madrid (1937), que espero publicar también en facsímil, y el libro La guerra (1937); 2) poesías; 3) escritos dispersos; 4) cartas; 5) manifiestos y declaraciones colectivas que firmó junto a otros Antonio Machado. A lo largo de estos años he encontrado algunos escritos inéditos, aunque no más que en torno a 12 o 15, que ya son muchos, aparte de algunas cartas. No tengo editor, y ya veremos si encuentro alguno, aunque todavía me quedan algunos años de trabajo.
Si finalmente la Generalitat adquiere la propiedad de Villa Amparo, ¿cual sería, en su opinión, su función cultural?
Creo que hay un gran interés por Antonio Machado, lo ha habido siempre y probablemente lo seguirá habiendo. Y una de las maneras que tiene ese interés de concretarse es visitando los lugares donde residió Antonio Machado. En mi opinión, los futuros visitantes de Villa Amparo deberían encontrar allí una explicación respecto de qué hizo Machado en Rocafort durante aquellos años, por qué vivió allí, y en general debería explicarse de manera incluso gráfica (con expositores con libros y publicaciones de la época, fotografías, paneles explicativos…) los pormenores de la estancia de Machado en Rocafort y Valencia. Los años de la guerra de España fueron una convulsión tremenda, y ello debería quedar reflejado también en las exposiciones de Villa Amparo.
Son miles de visitas al año, de gentes procedentes de todas partes (la casa-museo de Antonio Machado en Segovia recibe en torno a las 20.000 visitas anuales), y creo que sería muy importante para Rocafort el disponer de este centro dedicado a la memoria de Antonio Machado durante los trascendentales años de la guerra. No olvidemos que, como acertadamente apunta el profesor Manuel Aznar, Valencia fue la «capital de la República».
¿Cómo valora su compromiso con la República?
Desde que tuvo uso de razón, Antonio Machado fue consciente de la profunda injusticia social en España y de la necesidad de un cambio de régimen, el cual pasaba necesariamente por la liquidación de una monarquía que era —y sigue siendo, porque las monarquías no cambian— la garante de que un puñado de sinvergüenzas y privilegiados vivan a costa del sudor de todos los demás. Y no solo vivan, sino que saquean de manera recurrente el país, pues España ha estado en quiebra continuada desde que existe, es decir, desde los Reyes Católicos hasta la fecha, lo cual supone miseria y emigración: y esa, y no otra, es la historia de España bien contada. No es por azar que Antonio Machado encabezara sus Poesías completas con «El viajero», la crónica de su hermano que emigró a América.
Quien tenga el humor de leer los Escritos dispersos de Machado verá con claridad cuáles fueron las preocupaciones de Machado desde su juventud, y entenderá que no fue por casualidad que cuando en 1931 se izó la bandera republicana en el ayuntamiento de Segovia, Antonio Machado estuviera también en el balcón del ayuntamiento segoviano, como tampoco fue por casualidad que cuando los militares rebeldes dieron el golpe de Estado en julio de 1936, Antonio Machado estuviera al lado del gobierno legítimo de la República, con todas las consecuencias.
¿Considera que la actitud de Machado durante la guerra es un referente ético?
No sé muy bien qué deba entenderse por «referente ético». Referente ético son los 140.000 asesinados por los rebeldes franquistas que todavía yacen en las 2.457 fosas comunes y en las cunetas de toda España, y los 120.000 españoles que murieron en España luchando contra el fascismo y en defensa de la democracia, es decir, de la dignidad. Por no hablar de los más de 700.000 españoles exiliados (el llamado «exilio republicano» español de 1939, una auténtica sangría humana), los 300.000 prisioneros que en 1940 había hacinados en casi 500 cárceles, o los 400.000 soldados republicanos internados en un centenar de campos de concentración por todo el país (Enrique Moradiellos, Historia mínima de la guerra civil española, Madrid, Turner, 2016). Lo triste y penoso —e inaceptable— es que después de 43 años de la muerte de Franco todavía no se haya hecho justicia a aquel horrible genocidio, y los familiares de los asesinados no hayan podido recuperar los restos de sus deudos para enterrarlos como es debido.
¿Queda mucho por investigar en la obra de Antonio Machado durante la guerra?
Cuando finalice la edición de los Escritos de la guerra de Antonio Machado quizá pueda responder mejor a esa pregunta. Lo que sí es cierto es que en las últimas dos décadas ha habido un enorme esfuerzo por parte de los historiadores y hoy afortunadamente disponemos de estudios rigurosos y documentados, y de una información clara y precisa sobre lo que fue la II República y la guerra de España. Ahora solo falta que la labor de esos historiadores se traslade también al conjunto de la sociedad española.